Libro de Vanesa Rivera para Enderezar las Piernas

Para tener unas piernas bien torneadas y tonificadas hay que ejercitarlas constantemente con rutinas sencillas que fortalezcan los músculos. También es importante hidratarlas para evitar la resequedad y la aparición de várices. Salud180.com tiene cuatro ejercicios para las piernas que te harán lucir sensacional.

1. De pie con las piernas juntas, las manos en la cintura y la espada recta da un paso con el pie derecho y flexiona la pierna izquierda hasta formar un ángulo de 90 grados. Mantén la posición unos segundos. Haz 20 repeticiones con cada pierna.

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2. Acuéstate boca arriba y eleva las piernas de forma que tus dedos traten de señalar la dirección contraria a donde está tu cabeza. Haz 30 repeticiones.

3. En la misma posición, flexiona las rodillas y estira los brazos a lo largo del cuerpo. Contrae el abdomen y los glúteos, al mismo tiempo eleva la pelvis para formar una línea recta con tu cuerpo. Mantén unos segundos y regresa a la posición inicial. Haz 30 elevaciones.

4. De pie con las piernas separadas a la altura de los hombros y las rodillas ligeramente flexionadas. Ponte de puntitas. Mantén unos segundos y regresa a la posición original. Haz 30 elevaciones.

Complementa tu rutina con una caminata de 30 minutos para mejorar tu circulación sanguínea y quemar calorías.

Mi nombre es Vanesa Rivera, y no es por casualidad que dediqué toda mi vida al estudio de los problemas de curvatura en las piernas. Actualmente soy médica Osteópata, y me he especializado siempre en los miembros inferiores.

Nací con Genu Varo en mis piernas, como muchas otras niñas y niños, pero en mi caso no mejoró con el paso de los años, como sucede con la mayoría.

Desde muy temprana edad comencé a recibir burlas, apodos y comentarios de mis compañeros de escuela, y también de mis amigos.

Al entrar en la adolescencia, mis padres comenzaron a sospechar que algo no andaba bien conmigo.

Me vestía de manera extraña, comenzaba a no querer frecuentar a mis amigos, rechazaba invitaciones a reuniones sociales, no deseaba volver a vacacionar en lugares con playas o piscinas. Era notorio que tenía muchos problemas en exhibir mi cuerpo!

Fue en ese momento que les conté como sufría por mis piernas en arco.

Sin hacerse esperar consultaron cuanto especialista pudieron localizar, y allí comenzó un largo deambular por consultorios médicos, utilizando plantillas especiales en mis calzados, suplementos dietarios, realizando todo tipo de radiografías, resonancias magnéticas y tomografías.

Luego de cientos de estudios, las conclusiones, en todos los casos fueron más que terminantes. Recomendaban una muy costosa cirugía con la colocación de implantes en las rodillas, algo que llevaría un largo tiempo de rehabilitación, y que debería contar con la colocación de ortesis para fijar la nueva posición de las piernas.

Pero los doctores no podían asegurarnos que los resultados fueran los esperados!

Mis padres y yo nos negamos rotundamente a un tratamiento sumamente costoso, riesgoso, invasivo, doloroso y con un final cuyo éxito no estaba asegurado.

En ese tiempo, recibí muchas opiniones médicas, incluso algunos profesionales me aconsejaban que me “acostumbrara” a la desviación de mis miembros inferiores, ya que muchas personas padecían el mismo mal.

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